EL ENGAÑO DEL DEMONIO EN AQUELLOS
QUE CREEN EN LOS HORÓSCOPOS
(ASHAB AL-HAYAKAL)
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Dicen que los cuerpos intentan lo más que pueden acercarse a la entidad espiritual por medio de realizar todo tipo de adoración y sacrificio. Otros afirman que por cada horóscopo hay una persona del inframundo que se le asemeja. Este grupo pintó imágenes, esculpieron ídolos y construyeron edificios para estos ídolos.
Yahia Ibn Bishr al-Nahawandi dijo que algunas sectas afirmaron que los siete planetas: Saturno, Júpiter, Marte, el Sol, Venus, Mercurio y la luna, eran controladores de este mundo actuando bajo las órdenes del público celestial. Visualizaron la imagen de un animal por cada planeta e hicieron una estatua de ello. Fabricaron un enorme ídolo para Saturno elaborado de plomo. Hicieron a Saturno como un hombre ciego aceptando un sacrificio de un viejo toro que le fue traído a una casa con un hoyo bajo ella. Por encima del hoyo había una vía de hierro. El toro era golpeado hasta que este entraba en la casa y caminaba por la vía. Sus patas se hundían en la vía de hierro. Bajo la vía, un fuego era encendido hasta que el toro quedaba totalmente quemado. Aquellos que realizaron el sacrificio dijeron: «Glorificado seas, oh dios ciego que posee una naturaleza perversa y jamás hace ningún bien. Hemos sacrificado para ti aquello que se te asemeja, por tanto, acepta nuestro sacrificio y evítanos tu mal y los malos espíritus».
En cuanto a Júpiter, sacrificaron un bebé varón. Compraron a una esclava y todos los jefes del templo del planeta tuvieron relaciones con ella. Cuando ella se quedó embarazada, dejaron que pariese al bebé (varón). Cuando el bebe alcanzó los ocho días de edad le trajeron junto con su madre, y le agujerearon con agujas. El bebé lloraba mientras que estaba en los brazos de su madre y ellos decían: «Oh, dios que no conoce el mal, hemos sacrificado para ti a quien nunca conoció el mal, por tanto acepta nuestro sacrificio y concédenos tu bondad y la bondad de tus buenos espíritus».
Para Marte sacrificaron a un hombre rubio con pecas. Su cabello era tan rubio que parecía blanco. Lo encadenaron a una piscina llena de aceite que llegaba hasta su garganta y añadieron a la piscina químicos que fortalecían los nervios pero descomponían la carne. Un año más tarde, agarraron su cabeza y la sacaron, y con ella salieron todos los nervios. Ataron los nervios bajo su cabeza y se la llevaron a su ídolo mientras decían: «¡Oh, dios malvado, con calamidades y sequía! Hemos sacrificado para ti aquello que se te asemeja. Acepta nuestros sacrificio y evítanos tu mal y el mal de tus malos espíritus», Afirmaban que la cabeza vivía durante siete días y que les decía lo bueno y lo malo que podían afrontar ese año.
Después, sacrificaron para el son a la madre del niño que había sido sacrificado para Júpiter, mientras que daban vueltas a la imagen del sol y decían: «Glorificado seas, oh deidad de la luz! Hemos sacrificado para ti aquello que se te asemeja. Por tanto acepta nuestro sacrificio y concédenos tu bondad y refugio de tu mal».
Y sacrificaron para Venus una vieja mujer lasciva. La sacrificaron y llamaron a Venus: «¡Oh, deidad lasciva! Hemos sacrificado para ti aquello que es blanco como tú, libidinosa como tú y hermosa como tú. Por lo tanto, acéptala». Luego, pusieron fuego alrededor de la anciana y le prendieron fuego hasta que se redujo a cenizas. Seguidamente, tomaron las cenizas y las lanzaron al rostro del ídolo.
Respecto a Mercurio, sacrificaron a un joven oscuro, que sabía literatura y matemáticas, y de buenos modales. Le engañaron, así como engañaron a cada una de las personas que sacrificaron. Lo sedaron, luego dijeron: «¡Oh, buen Señor! Te hemos traído una buena persona. Fuimos guiados por tu espíritu. Luego, acéptalo de nuestra parte». Luego el joven serrado por la mitad y hecho en forma cuadrada, puesto sobre una pieza cuadrada de madera y quemado. Siempre que se quemaba cada lado del cuadrado, tomaban las cenizas y las lanzaban al rostro del ídolo.
A la luna le sacrificaron un hombre negro con un rostro alargado, y dijeron: «¡Oh, tú que conectas con los otros dioses, y eres el más luminoso de los cuerpos celestiales!».
Libro "Los engaños del demonio" (Talbis Iblis) por Imam Ibn al Jauzi (f. 597 d. Hijra), pp. 106- 108 (versión inglesa). Traducción del inglés al castellano por Ummu Abderahman Yasmina al Andalussia. En Ishbilia (al Andalus) el 18 de Rabi al Awal de 1442 Hijra (5/11/2020).
Texto original en castellano: https://perlasdelislam.blogspot.com/2020/11/el-engano-del-demonio-en-aquellos-que_5.html
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